Así pues, tanto en un sistema de inteligencia ambiental como en un sistema de gestión de inmuebles, un robot debe estar localizable en todo momento. De este modo puede estar disponible en caso de ser necesario, al igual que cualquier otro recurso de un edificio (medicinas, extintores, empleados). Esto implica que un robot puede ser un recurso activo y disponible en cualquiera de estos dos sistemas siempre y cuando tenga la capacidad de mantenerse localizado en su entorno. Además, la necesidad de localización convierte a un robot no sólo en un recurso sino también usuario de la información espacial almacenada en el sistema, ya que para estimar la posición es imprescindible disponer de un mapa donde ubicarse.
Una de las principales carencias de los sistemas de gestión de inmuebles tradicionales es que tienen una capacidad muy limitada de análisis espacial. Con objeto de afrontar esta necesidad, recientemente se han comenzado a incorporar los Sistemas de Información Geográfica (SIG) en la gestión de inmuebles, ya que poseen una capacidad de análisis espacial muy avanzada. Son, por ejemplo, capaces de manejar al mismo tiempo los datos espaciales de un edificio y relacionarlos con su situación dentro de un campus, una ciudad, una nación o incluso a nivel mundial. Otro aspecto aún más importante es que pueden manejar y almacenar información simbólica (puertas, mesas, o ventanas), lo que los convierte en una herramienta muy útil para poder dotar a los robots de una mayor conciencia espacial, y genera una de las principales necesidades de esta tesis: la extracción de información simbólica y su localización relativa a partir de la información sensorial.
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